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Prensa: Iniciativa del Bages para crear ropa de algodón de «kilómetro cero»

Iniciativa del Bages para crear ropa de algodón de «kilómetro cero»

Cotó Roig quiere controlar íntegramente la cadena de producción: desde el cultivo de la materia prima hasta la confección.

Mar Martí , Estefania Escolà | Actualitzado el 13/05/2014 www.naciodigital.cat/manresainfo/

                   Una de las promotoras del proyecto Cotó Roig, Rosa Escalé, en un telar de una fábrica de Navarcles                            Foto: Estafania Escolà. Traducción de Cotó Roig.

Cultivar el algodón, hilarlo, tejerlo y confeccionarlo. Esta es la cadena que quiere recuperar el proyecto del Bages Cotó Roig para obtener ropa de algodón de buena calidad, respetuosa con el medio ambiente y a un precio asequible “sin que tenga que ir a la otra punta del mundo y volver”.

Así lo ha explicado a l’ACN (Agencia catalana de noticias) Àngels Perramon, una de las impulsoras del proyecto, que ha explicado que su objetivo era ver si es posible “juntar todo el circuito: desde el cultivo del algodón hasta la ropa que nos ponemos”. Para hacerlo, Perramon se ha asociado con la tejedora Rosa Escalé para poner en marcha un proyecto que también quiere despertar el interés de la gente joven porque alertan de que “nos estamos quedando sin industria y sin oficio”.

 

A raíz del accidente hace un año en una fábrica textil de Bangladesh, donde murieron más de mil trabajadores, Àngels Perramon, agrónoma de profesión, empezó a preguntarse qué estaba pasando en el mundo del textil. “Contacté con gente del movimiento “slow fashion” y me comentaban las dificultades que hay para encontrar algodón y sobre todo que sea ecológico”. Por eso, convenció a Rosa Escalé –con más de 40 años de experiencia en el mundo textil- para ir hasta Andalucía a conocer de cerca la Cooperativa Las Marismas de Lebrija, que se dedican a la producción integrada de algodón.

 

“Pensamos que sería una buena idea poner en marcha todo el recorrido y ver si era posible juntar todo el circuito: desde el cultivo del algodón hasta la ropa que nos ponemos”, ha relatado Perramon. Según ella, a la cooperativa andaluza “les interesó la idea” porque estaban hartos de ver como su algodón va a la otra punta del mundo para acabar comprando camisetas confeccionadas fuera, cuando nosotros somos productores de la materia prima”. Por eso, Àngels y Rosa salieron de la visita con un acuerdo con la cooperativa para poner en marcha el proyecto.

 

Los agricultores andaluces cultivan la planta del algodón a través del sistema de la producción integrada, que según Perramon, aunque no se trata de agricultura ecológica, “también es respetuosa con el medio ambiente, con la recuperación de la fauna y la flora, y sólo utilizan productos químicos cuando es estrictamente necesario y siempre bajo control”. Además, la agrónoma ha explicado que el objetivo de los productores de algodón es avanzar hacia la agricultura ecológica del algodón, aunque ha asegurado que es un “proceso lento”.

 

Tejidos con rostro y alma

Uno de los objetivos de Àngels y Rosa es dar visibilidad a todas las personas implicadas en la creación de una pieza de algodón. Por eso, quieren que en las etiquetas no aparezca sólo el nombre de la marca, sino el de todas las personas que la han hecho posible: quién la ha cultivado, hilado, tejido, acabado, diseñado y confeccionado. Les gusta decir que quieren crear “tejidos con rostro y alma”.

 

Por otro lado, Escalé ha subrayado las propiedades del algodón y ha explicado que es un producto “muy amable con la piel”. Además, considera que es un material “asequible a en cuanto a precio y más bondadoso con nuestro cuerpo que los materiales sintéticos como el poliéster”. Escalé ha explicado también que su objetivo es trabajar con el conocido como “cotó roig” (algodón crudo o lienzo moreno), denominación que da nombre al proyecto. Según ha detallado, el “cotó roig” es aquel que tradicionalmente utilizaban las mujeres que trabajaban en las fábricas para aprovechar piezas con taras. “Es un algodón en bruto, una tela tejida sin que se le haya hecho ningún refinamiento ni blanqueamiento, es como un diamante en bruto”, ha detallado. “Nuestra voluntad es que los diseñadores trabajen a partir de este “algodón en bruto”, pero también elaborar piezas básicas con esta tela, como por ejemplo camisetas.”

 

 

15.000 euros para arrancar el proyecto

Para poder poner en marcha el proyecto, sus impulsoras han puesto en marcha una campaña de micromecenaje en Verkami para recoger 15.000 euros. Aunque calculan que necesitarán 50.000 euros para poder hilar, tejer y confeccionar cinco mil kilos de algodón, Perramon ha explicado que con estos 15.000 euros harán una “prueba” para ver la aceptación de la iniciativa. Para hacerlo, han encargado cinco mil kilos de algodón a los agricultores andaluces y fabricarán unas muestras en el taller de Navarcles para poder mostrar el producto a diseñadores y pequeños empresarios.

 

Su intención es crear una mesa sectorial donde se reúnan agricultores, hiladores, tejedores y diseñadores “para ponernos de acuerdo y decidir cuántas toneladas de algodón o metros de tejido necesita la industria y cada uno pueda tener su parte”. El objetivo de las emprendedoras es que los artesanos y los diseñadores puedan acceder a los tejidos que se cultivan dentro del estado español y puedan promover la venta y manufactura de sus productos dentro del mercado de proximidad.

 

Un oficio en vías de extinción

Escalé ha recordado que la mayoría de los profesionales que aún se dedican al sector textil “somos mayores” porque es un oficio “mal pagado y esclavo”. Según ella, este hecho, sumado a la deslocalización que empezó a producirse en los años 90 ha probado que “nos estamos quedando prácticamente sin industria y sin oficio y estamos perdiendo la posibilidad de una economía que nos había sustentado durante muchos años”. Por eso, Escalé reclama que no desparezca el oficio y que los jóvenes puedan aprender el trabajo “de los pocos que quedamos y que estamos a punto de jubilarnos”.

 

«En los años setenta el textil representaba el 70% de la ocupación en nuestras comarcas y habíamos estado entre los mejores del mundo, juntamente con los italianos y los japoneses”, ha relatado Escalé. Según ella, “tenemos una cultura muy rica pero quizás con poca autoestima porque al ser un oficio tan duro teníamos ganas de que nuestros hijos tuviesen otras oportunidades que no fueran ser tejedores”. Con todo, esta tejedora con 40 años de experiencia cree que las cosas han cambiado y que “en un momento en el que existe un índice de paro juvenil tan elevado, invito a los jóvenes a volverse a interesar por tejer o hilar y formar parte de esta cadena”.

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