¿Nos presentamos? De acuerdo, pero lo hacemos a cuatro manos.
Rosa: Me parieron debajo de un telas y me acunó el ruido de las máquinas… Soy de una raza en extinción que conozco por cultura (mi entorno) como ya pocos de mi generación. Empecé como aprendiz local y me jubilé como creativa para colecciones mundiales de moda en tejidos de algodón.
Àngels: Yo no soy del ramo textil, yo nací más bien entre peces y campos, disfrutando de la naturaleza en todos nuestros juegos. Desde pequeña quería hacer cosas para que la vida de todos fuera más simple, bonita y feliz.
Mi estancia en un campo de refugiados durante la guerra de los Balcanes hizo que me acercara al mundo agrícola y encaminé mi formación hacia la tierra y el agua. Esto me ha permitido trabajar en diferentes países y en distintos ámbitos, y conocer a personas y situaciones vitales muy diversas, que me han ayudado a enfrentarme al mundo con valentía y a decirme a mi misma que nada es imposible.
Rosa:…Esto me ha hecho disfrutar mucho. En todo este camino he hecho antropología y sociología, sin dejar de tejer, y desde el 68, en que yo empezaba a anudar en la pequeña fábrica de mi padre, en Cataluña ya sufríamos una de los primeros grandes descensos del sector, a causa de la deslocalización del textil hacia Corea. Desde entonces he asistido a diferentes crisis del sector, hasta en China, donde diferentes países “emergentes” han ido haciendo de esquiroles en diferentes momentos, hasta la exterminación de casi todo el oficio, fomentada por grupos como Zara y otros que conocemos.
En 2005 me retiro de este sistema, paso por un año sabático dónde me pregunto qué puedo hacer con un oficio tan maravilloso, con el que he disfrutado tanto, para crear economía. Pero una economía real, que nos enriquezca, no que nos degrade y empobrezca hasta hacernos bajar las persianas a tantos…
Àngels: También he hecho antropología y sociología: ¡Viajando por el mundo aprendes mucho de eso! Y una de las cosas que aprendes es a apreciar el lugar de dónde vienes. Siempre pienso que en casa es uno de los mejores lugares para vivir, así que el año pasado decidí pararme e intentar aportar un granito de arena para mejorar las cosas de forma local, con la intención que la repercusión de mi trabajo fuera también global.
Rosa: En 2008 presento al mundo la colección Aixovar con la intención de que sea una huella porwue los hijos de la cultura textil, la nuestra, puedan apreciar la calidad y la sencillez de unos tejidos que aún podríamos producir y disfrutar desde casa y desde la proximidad con esta riqueza que tenemos.
El camino de esta colección se ha convertido en un test y una buena cata en diferentes sectores y colectivos, y me llevan a pensar que tendría que realizarse como un proyecto de economía porque el mundo nos ha dado un sí.
Àngels: Así que en Abril del 2013, después del accidente en una fábrica textil en Bangladesh, decidimos conocer qué pasaba en el mundo del algodón, buscamos información, hablamos con diferentes personas y, en estas conversaciones, se va repitiendo el nombre de Rosa como referente, como una persona que tiene visión propia, que camina hacia dónde nosotras queremos caminar.
Rosa: En este camino de construir empresa y proyecto, conozco a Àngels, que va por el sendero, desde su formación y pasión, de buscar vías de trazabilidad con el algodón de Andalucía, que parece ser que se va hacia Asia y lo tenemos que ir a comprar de vuelta en nuestros grandes escaparates, vía Bangladesh o otros lugares. Àngels: Así que busco a Rosa, la conozco, le explico lo que pienso, hacia dónde queremos ir i síiii…
Y nace un sueño:
Conocemos el camino, conocemos el oficio…, y empezamos a intimar con todos los pasos y engranajes de la cadena: agricultores, hiladores, tejedores, acabadores y confeccionistas, i voilà!: ¡Áun es posible!
A pesar de que el mejor hilo que vemos que se puede obtener con esta calidad de origen cercano ya no se fabrique en Occidente (el hilo que tenemos lo importamos por precio), existen hiladores dispuestos a poner en marcha las máquinas para probarlo, y vemos posible poder ofrecer con este hilo, la base de tejidos que forman parte de la colección Aixovar, y ampliar posibilidades con la intención de que puedan disfrutarlo otros creadores, artesanos y confeccionistas que trabajan con algodón, y a los que se les hace difícil tener acceso a buenos materiales hechos en casa. Y así es como creamos Cotó Roig.
Lo que pretendemos hacer circular con este proyecto es que cuando creatividad y propósito se dan la mano, encontramos aún las herramientas para vehicularlos, porque somos una cultura rica en oficios. Pero no nos engañemos: el algodón o es industrial o no es viable.
Para poner en marcha este camino de la trazabilidad, en el que podamos visualizar y sentirnos cercanos a toda la cadena, necesitamos unos mínimos muy altos, y conseguirlo dependerá de que vosotros digáis un Sí, que cuando busquéis una pieza de algodón que os vaya a tocar la piel, invirtáis en valores: el valor que le dais a vuestra piel, a vuestro trabajo y al fruto de la tierra.
Rosa Escalé Bosch
Àngels Perramon Serra
Cotó Roig, 2014