La hilatura
En la hilatura comienza el proceso industrial de todo el sector textil.
Muchas grandes empresas del siglo pasado comenzaban con la hilatura y seguían todos los procesos, de tejido, acabado y comercialización de los productos confeccionados y con marca propia.
Hilar consiste en convertir la fibra de algodón en hilo.
Esto implica un montón de pasos por diferentes máquinas:
Abrir las pacas y mezclar las fibras, dejarlas respirar, limpiarlas, quitar las impurezas, eliminar las fibras demasiado cortas, alinearlas y ponerlas en paralelo hasta obtener una mecha fibrosa…
Ir peinado estas mechas, mezclándolas para conseguir más uniformidad, estirando y dando torsión en diferentes pasos, hasta conseguir la calidad y grosor óptimos que deseamos, o que pretendíamos.
El proceso es tan largo y puede ser tan refinado como queramos, y las máquinas son extensiones de caminos que llevan de un paso a otro, comunicándose directamente en muchos casos.
En argot, los trabajadores los llamamos «las continuas».
Escoger el hilo óptimo a fabricar, a partir de la fibra que tenemos en las manos, es el primer paso para diseñar un buen producto.
El algodón español tiene fama de ser una fibra de longitud y finura mediana, pero con mucho nervio. Esto no nos permite fabricar tejidos superligeros y refinados como el algodón egipcio, pero nos da un hilo también medio en finura, limpio, resistente y utilitario: perfecto para buenos básicos en género de punto y en tejidos de peso medio.
En Cotó Roig, hemos diseñado estos hilos de la mano del hilandero de Ripoll, «Vica textil» y de los agricultores de Sevilla, y no hace falta decir que no ahorraremos ninguno de estos preciosos pasos de la hilatura para obtener, finalmente, los mejores tejidos.